
La actividad política hoy, tras 28 de democrácia, nos muestra su realidad: un muy escaso interés por los asuntos públicos, nivel muy bajo de información política (o errónea), participación limitada a votar en las elecciones, más allá de que sea una actividad obligatoria. Se suele condenar a la generación actual de jóvenes por su falta de participación y compromiso, pero no nos damos cuenta que esa condición es fruto de una ideología política. Los jóvenes de hoy somos sometidos a una elevada dosis de incertidumbre social que a veces se convierte en indefensión y desengaño, y nos impide desarrollarnos, crecer y encontrar una función. La complejidad del mundo actual parece situar a las mentes más frescas a un nivel de abstracción que no permite reflexionar más allá del día a día. ¿Pero cuales son algunos de los elementos que hacen a la realidad concreta de la actual participación política? Recordemos un poco de la historia más o menos reciente, partiendo de aquel suceso que se conoce como “La noche de los lápices“ (este suceso es uno de los más representativos dentro de la represión impuesta por la dictadura argentina de la década del ´76 englobada en el plan del proceso de Reorganizació n Nacional.).Uno de los objetivos más tenazmente buscado por la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983 fue neutralizar a buena parte de la juventud y ganar a una porción para su propio proyecto reaccionario, ya que en aquellos años se había alcanzado un nivel de conciencia, acción y participación más que importantes con lo cual el nivel de cuestionamiento al sistema capitalista era de por demás peligroso para la burguesía y los sectores reaccionarios de nuestro país. En la dictadura, a las personas que no encajaban en los esquemas establecidos se les aplicaban distintos métodos "preventivos" , desde el asesinato, el destierro forzado y la desaparición, hasta las más refinadas formas de marginación social y psicológica, pasando, claro esta, por la clásica y tradicional prisión. Los militares consideraban que en la Argentina había una generación perdida: la juventud. Esta se había vuelto rebelde y contestataria. Enemigo era todo aquel estudiante que se preocupara por los problemas sociales, por fomentar entre los estudiantes la participación y la defensa de los derechos de los mismos. Es asi como se mató y se hizo desaparecer a aquellas personas que tenían participación política. Esta forma de actuar fue re aprovechada por los sucesivos gobiernos democráticos en las décadas de los ochenta y los noventa. Lo que aprendimos de la participación política en la argentina es miedo, aprender a callar y aceptar las normas que se nos imponen. Imaginemos como para un representante político de dudosa procedencia le es mucho más fácil aprovecharse y sacar rédito de su lugar con un trasfondo social no solo falto de práctica democrática, sino también adoctrinado para la pasividad de actividades políticas. Pero al mismo tiempo, se buscó una fragmentación en la sociedad, generar un espíritu individualista en el pueblo ayudada por una marcada diferencia social entre los que menos tienen y los que gozan de más beneficios (es importante aclara que antes del gobierno del presidente Carlos Saúl Menen, la desocupación alcanzaba el 7% pasando en el promedio de los diez años del mandato de dicho presidente la cifra de 20.2% en mayo 1998). Esta forma de accionar política produce una fragmentación e incertidumbre en la sociedad. Y de esta forma (la herramienta más conocida por todos es la famosa "Quimera" política, tan común en los momentos de campaña) nunca se llega a las exigencias de la sociedad. Justamente, se llega al punto sin retorno en donde no se puede proyectar un futuro porque hoy las necesidades son muchas y están en constante cambio. Así hoy nos vemos encerrados entre muros, se contratan vigilantes armados, se compran vehículos blindados, cada cerradura adicional en la puerta hace que el mundo sea más traicionero y temible. Es decir cada acción que se cree que nos da seguridad, lo único que promueve es la fragmentación y la retroalimentació n de la máquina del miedo y la desigualdad. Este individualismo marca las relaciones y las torna precarias, transitorias y volátiles. En la actualidad es la felicidad individual y la gratificación instantánea la que existe, pero recordemos que no se puede ser feliz entre infelices.La dictaduras militares, las historias de desaparecidos, los cambios en la sociedad, el miedo, el individualismo y las democracias poco representativas repercutieron y siguen repercutiendo en la participación política de hoy en día. Pero nosotros desde este nuevo espacio consideramos que no todo está perdido, más bien está todo por ganar. Es esta cosa del vaso medio vacío o medio lleno, solo depende de qué quiere uno de la vida. Arriba Purispa, Canejo!!!
estudiante que se preocupara por los problemas sociales, por fomentar entre los estudiantes la participación y la defensa de los derechos de los mismos. Es asi como se mató y se hizo desaparecer aquellas personas que tenían participación política. Esta forma de actuar fue re aprovechada por los sucesivos gobiernos democráticos en las décadas de los ochenta y los noventa. Lo que aprendimos de la participación política en la argentina es miedo, aprender a callar y aceptar las normas que se nos imponen. Imaginemos como para un representante político de dudosa procedencia le es mucho más fácil aprovecharse y sacar rédito de su lugar con un trasfondo social no solo falto de práctica democrática, sino también adoctrinado para la pasividad de actividades políticas. Pero al mismo tiempo, se buscó una fragmentación en la sociedad, generar un espíritu individualista en el pueblo ayudada por una marcada diferencia social entre los que menos tienen y los que gozan de más beneficios (es importante aclara que antes del gobierno del presidente Carlos Saúl Menen, la desocupación alcanzaba el 7% pasando en el promedio de los diez años del mandato de dicho presidente la cifra de 20.2% en mayo 1998). Esta forma de accionar política produce una fragmentación e incertidumbre en la sociedad. Y de esta forma (la herramienta más conocida por todos es la famosa "Quimera" política, tan común en los momentos de campaña) nunca se llega a las exigencias de la sociedad. Justamente, se llega al punto sin retorno en donde no se puede proyectar un futuro porque hoy las necesidades son muchas y están en constante cambio. Así hoy nos vemos encerrados entre muros, se contratan vigilantes armados, se compran vehículos blindados, cada cerradura adicional en la puerta hace que el mundo sea más traicionero y temible. Es decir cada acción que se cree que nos da seguridad, lo único que promueve es la fragmentación y la retroalimentació n de la máquina del miedo y la desigualdad. Este individualismo marca las relaciones y las torna precarias, transitorias y volátiles. En la actualidad es la felicidad individual y la gratificación instantánea la que existe, pero recordemos que no se puede ser feliz entre infelices.La dictaduras militares, las historias de desaparecidos, los cambios en la sociedad, el miedo, el individualismo y las democracias poco representativas repercutieron y siguen repercutiendo en la participación política de hoy en día. Pero nosotros desde este nuevo espacio consideramos que no todo está perdido, más bien está todo por ganar. Es esta cosa del vaso medio vacío o medio lleno, solo depende que quiere uno de la vida. Arriba Purispa, Canejo!!!
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